"En honor a un héroe"
Quibian
Vi una gran nube de hongos dispersos en el cielo. Todavía el sol calentaba mucho, quizás le faltaban cuatro horas para ocultarse detrás del púrpura y anaranjado horizonte. Mi asombro fue pasmoso. Me cuestioné inmediatamente, si en verdad eran hongos o qué demonios... Mi perro de igual manera miraba al cielo y ladraba como nunca. Entré a la casa y el perro se quedó ahí como una estatua de piedra, ladrándole al cielo.
Aproximadamente 15 minutos después, por la ventana vi caer el primer hongo, otro, y otros muy distantes. Combatido por el asombro y el temor encendí un grueso cigarro, para calmar mis nervios, ya que la progresión del Parkinson me convertía, cada segundo , en un hombre inútil, junto a otros terribles achaques. Por eso me sentía impreciso al afirmar si en verdad eran hongos o que coño... mi audición era nula, pero aun tenía un excelente olfato. Busqué el café calientito a la cocina y me acerqué a la ventana. La lluvia de hongos había menguado, pero el último cayó a pocos metros. Pude observar meticulosamente con mi turbia visión, como un hombre envolvía el hongo y lo entraba en algo parecido a una mochila. Fue cuando caí en cuenta y me dije: la guerra.
3 comentarios:
En ese espacio tuyo, donde has logrado darle un poco de matiz al pensamiento,enhebras el sentimiento y la materia pulida, para luego sacar a flote un deleite espiritual el cual nos brindas como racimo de palomas...
En ese espacio tuyo, donde has logrado darle un poco de matiz al pensamiento, solo puede llegar la materia pulida sujetada por el limpido sosten de tu fuerza de voluntad...
adelante hermano.
Roberto Adames
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